viernes, 28 de abril de 2023

La urgente necesidad de enseñar la Visión Cristiana de la Persona Humana (Parte 1)

 P. José Andrés Bravo H.


Ya son muchas y más influyentes las ideologías antihumanas las que atacan a la humanidad. Este es uno de los urgentes desafíos que enfrenta la Evangelización. Tenemos grandes instrumentos para poder hacer tomar conciencia sobre el valor divino del humano. La doctrina de la Iglesia es muy rica en lo que para nosotros constituye una necesaria misión de enseñar el humanismo cristiano, integral y solidario. Es urgentísimo cultivarnos en los valores, con seriedad, con competencia, con dedicación, con eficiencia, centrados en la Revelación Divina que nos transmite la Sagrada Escritura, especialmente en el Evangelio de Jesús. Formémonos en el humanismo cristiano, en la visión de la persona, de la historia, de la cultura, de la religión, de la política, de la economía, de la vida individual y su dimensión social. En sentido cristiano, en las relaciones humanas de comunión con Dios, entre nosotros, con el mundo material y natural.

El Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia nos enseña que los cristianos estamos llamados a ser servidores de la verdad para toda la humanidad. Nos presenta "el lugar que ocupa el hombre en la naturaleza y en la sociedad, escrutada por las civilizaciones y culturas en las que expresa la sabiduría de la humanidad" (Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia 14). "El significado profundo de la existencia humana, en efecto, se revela en la libre búsqueda de la verdad, capaz de ofrecer dirección y plenitud a la vida, búsqueda a la que estos interrogantes instan incesantemente la inteligencia y la voluntad del hombre" (idem 15).

Les recomiendo profundizar en el humanismo cristiano con eficiencia; centrados en el estudio de varios valiosos documentos del Magisterio Eclesial. Principalmente la Constitución Gaudium et Spes (GS) del Vaticano II, promulgada el 7/12/1965. Allí se parte de dos principios fundamentales: No hay nada verdaderamente humano que no tenga resonancia en el corazón del cristiano. Por eso, el otro principio que lo mueve es que la Iglesia se siente verdadera e íntimamente solidaria del género humano y de su historia (GS 1). Es, para los cristianos, la carta magna del humanismo cristiano contemporáneo que ofrecemos al mundo actual. Una enseñanza que va creciendo con el tiempo, con los acontecimientos eclesiales, sobre todo, con los extraordinarios aportes de las Conferencias Generales del Episcopado Latinoamericano.

La Gaudium et Spes nos ofrece unas maravillosas enseñanzas, una visión de la persona como un ser llamado, en su dinamismo vocacional. Un ser imagen de su Creador que lo atrae, lo llama a hacer la historia y hacerse en la historia, con un destino trascendente. Ahí radica su dignidad y su grandeza. La Iglesia "juzga rectamente el hombre, participe de la luz de la inteligencia divina, que él, con su inteligencia, es superior a todas las cosas" (GS 15).

Esta reflexión sólo pretende despertar la consciencia de los cristianos a la necesidad de formarnos en la verdad sobre Dios, sobre la persona humana y sobre la Iglesia para poder dar respuesta a los grandes desafíos de la historia actual.

¡Cuidado! no basta decir que las ideologías que atacan hoy son dañinas. Debemos sembrar la Palabra de la verdad en la inteligencia y en el corazón de cada persona. Es así como cumplimos la misión evangelizadora a la que estamos urgidos.03:19 PM

martes, 28 de marzo de 2023

La inteligencia artificial y la evangelización



La inteligencia artificial ha revolucionado el mundo de la tecnología y ha abierto un sinfín de posibilidades en diferentes ámbitos. En el caso de la evangelización católica, la inteligencia artificial puede ser una herramienta muy útil para llegar a más personas y hacer que el mensaje de Cristo llegue a lugares donde antes era difícil o incluso imposible.

Una de las oportunidades que ofrece la inteligencia artificial es la personalización del mensaje. Gracias a la recopilación de datos y la inteligencia artificial, se pueden crear mensajes adaptados a las necesidades y características de cada persona. Esto permite llegar de manera más efectiva a aquellos que tienen dudas o inquietudes específicas sobre la fe católica. Además, la personalización también puede ayudar a crear una relación más cercana entre los fieles y la iglesia, lo que puede fomentar una mayor participación en la comunidad.

Otra oportunidad que ofrece la inteligencia artificial es la creación de contenido multimedia. La inteligencia artificial puede ser utilizada para crear videos, imágenes y otros contenidos que sean atractivos para las nuevas generaciones. Esto puede ayudar a acercar a los jóvenes a la iglesia y hacer que se interesen por la fe católica. Además, el contenido multimedia también puede ser utilizado para llegar a personas que no hablan el mismo idioma o que tienen dificultades para leer.

La inteligencia artificial también puede ser utilizada para mejorar la experiencia de los fieles durante las misas y otros eventos religiosos. Por ejemplo, se pueden utilizar sistemas de reconocimiento de voz para permitir que las personas con discapacidades auditivas puedan seguir las misas en tiempo real. También se pueden utilizar sistemas de traducción automática para permitir que los fieles que hablan diferentes idiomas puedan participar en las misas y otros eventos religiosos.

En resumen, la inteligencia artificial ofrece una serie de oportunidades para la evangelización católica. Desde la personalización del mensaje hasta la creación de contenido multimedia y la mejora de la experiencia de los fieles durante los eventos religiosos, la inteligencia artificial puede ayudar a la iglesia a llegar a más personas y hacer que el mensaje de Cristo llegue a lugares donde antes era difícil o incluso imposible. Sin embargo, es importante recordar que la tecnología nunca debe reemplazar la importancia de la relación personal entre los fieles y la iglesia. La tecnología es una herramienta útil, pero siempre debe ser utilizada en combinación con el amor y la compasión que son fundamentales en la fe católica.

miércoles, 24 de noviembre de 2021

Por una Pastoral Universitaria Significativa

 Por: Moisés Chirino

Docente de la Universidad Politécnica Territorial de Falcón Alonso Gamero.


Tradicionalmente pareciera que a las universidades solo van cerebros deseosos de aprender, jóvenes que aspiran y buscan tener una profesión para algún día acceder a un trabajo que les mejore la vida, que les permita adquirir bienes que les garantice una existencia de calidad, y pareciera al mismo tiempo un espacio donde los docentes solo tienen tiempo para administrar sus unidades curriculares, en un ir y venir sin compromiso realmente humano en el acto académico, de hecho, lastimosamente hay profesores que no les importa la situación de vida de los estudiantes, si acaso si les interesa que aprueben o no su materia.
Frente a esa innegable realidad ha de verse y construirse una universidad que sea un lugar para potenciar la condición humana y no solo un lugar para la construcción y la comunicación del saber científico, debe constituirse en un lugar privilegiado para el dialogo entre ciencia y fe y fundamentalmente un espacio para contagiar la presencia de Jesús, como Aquel que es para todos “camino, verdad y vida” y modelo de persona. Una universidad que centre su actuación pedagógica y educativa en la persona humana, y, además que vea en cada uno de sus miembros el rostro de Jesús. Por esa razón la pastoral universitaria tiene una palabra que decir y una tarea que realizar, un reto que asumir en el contexto educativo actual, un reto que se traduce en ofrecer aportes para la construcción de una cultura universitaria desde los valores evangélicos, es decir hacer presente la buena nueva.
La pastoral universitaria debe entenderse entonces como una acción colectiva dirigida a abrazar todos los espacios universitarios, vale decir, las estructuras universitaria, desde las direcciones y coordinaciones, personal administrativos y de servicio, docentes y estudiantes, de tal modo de generar un clima global de fraternidad y de respeto mutuo en vista a cultivar desde los valores cristianos una cultura para la vida, traducida en una sana convivencia intrainstitucional, donde todos los miembros caminen juntos hacia la construcción de una institución sólida, sustentada en valores humano-cristiano, donde se valore y reconozca los distintos roles en el entretejido institucional y fundamentalmente se valore la dignidad de la persona en su concreción histórica y social.
Por ello, desde la visión de una pastoral universitaria significativa debemos revisar como nos estamos desempeñando en las funciones y responsabilidades que cada uno tenemos, si en ello cultivamos la vocación de servicio y el amor al prójimo, también cuestionar como es nuestro trato con los compañeros de trabajo y especialmente con los estudiantes, revisar si nuestras relaciones están basadas en el respeto, la tolerancia y la comprensión a imagen de Jesús. En una pastoral universitaria significativa los profesores estamos llamados a vivir el servicio educativo desde una profunda vocación docente que nos permita inspirar en nuestros alumnos un sentido claro y cristiano de la vida, estamos llamados a promover un pensamiento abierto y crítico, capaz de relacionar ciencia y fe, evangelio y cultura, vida y trabajo, y que además de apostar por la excelencia académica, apostar creativamente por la excelencia humana en cada educando universitario.

lunes, 19 de octubre de 2020

Una Pastoral Universitaria profética y renovada para los nuevos tiempos



En el marco de la Reconstrucción del Pacto Educativo el Papa Francisco nos plantea una presente metamorfosis en distintos ámbitos de la vida social, que sin duda se encuentra marcada por dinámicas de injusticia y exclusión, particularmente hacia aquellas personas más desfavorecidas del orden establecido. Estos cambios son propios de la existencia, sin embargo, la pandemia ha dejado en evidencia nuestra propia vulnerabilidad, mostrando así permanentes amenazas, dificultades, catástrofes y motivos de desesperanza y desánimo, que la aparente normalidad previa a la cuarentena no exponía con tanta fuerza.

Esta realidad presente es compleja y multicausal. En nuestro país sumamos a la crisis sanitaria, un contexto de emergencia humanitaria compleja que se agudiza ante la pandemia, generando mayores repercusiones negativas y daños importantes en las condiciones de vida de la población en general y de los distintos ámbitos. Resaltamos aquí con particular atención el ámbito educativo de nivel universitario, que ha sufrido un progresivo deterioro, abandono y desatención, así como condiciones poco favorables que merman la motivación y labor de quienes forman día a día la comunidad universitaria. Resulta ineludible evidenciar que cada vez toman más fuerza las sombras, amenazas y dificultades para llevar adelante la creación de cultura, a la cual está llamada la universidad, como centro del saber que responde al país.

Reconocemos en medio de todo ello, la invitación del Papa Francisco a asumir una actitud y compromiso valientes que se traduzcan en respuestas concretas y oportunidades al aquí y ahora de nuestra historia. Esta invitación posee sin duda, un carácter profundamente cristiano: evangélico, pues conlleva la tarea de ser y hacerse buena noticia en medio de esta realidad concreta; profético, en fidelidad al compromiso bautismal se anuncia la justicia y denuncia toda situación de injusticia; renovado, en tanto vive del Espíritu que hace nuevas todas las cosas y se encarna amorosamente en cada realidad procurando su transformación progresiva.

Asumiendo el ejemplo de distintos universitarios testigos de fe de sus épocas, entre ellos el próximo beato José Gregorio Hernández, quien desde su inserción y vivencia del rol académico correspondiente, supo gozar de la búsqueda de la verdad y la lucha por la justicia. Animados por esta experiencia de fe profundamente centrada en la persona de Jesús, la Pastoral Universitaria se presenta en la universidad como una acción resucitadora siempre viva y siempre nueva, interpelada por la realidad, cuestionada, pero sobre todo encarnada desde dentro, para transformarla permanentemente según el proyecto del Reino de Dios.

Desde estas consideraciones, la cualidad de profecía y renovación para los nuevos tiempos, trascienden a un sueño o mero deseo y se convierten en un estilo de vida que se hace pastoral, que se hace evangelio y que es capaz de transformar desde dentro incluso aquellas realidades de mayor destrucción, donde se niega o se encuentra resistencia a la acción renovadora del Amor.

Fieles a la construcción de la paz, en medio de las divisiones y las guerras humanas y estructurales, se enfatiza que 
“el camino hacia la paz no implica homogeneizar la sociedad, pero sí nos permite trabajar juntos. Puede unir a muchos en pos de búsquedas comunes donde todos ganan. Frente a un determinado objetivo común, se podrán aportar diferentes propuestas técnicas, distintas experiencias, y trabajar por el bien común. Es necesario tratar de identificar bien los problemas que atraviesa una sociedad para aceptar que existen diferentes maneras de mirar las dificultades y de resolverlas” (Fratelli Tutti, 228) 

Por ello, con una genuina búsqueda del bien común y con la mirada abierta a aportar significativamente a la solución de los problemas actuales, en virtud del contexto al cual responde: la universidad; la pastoral se asume a sí misma como espacio de diálogo y encuentro, esencia del cristianismo desde sus inicios. Haciendo suyo el deseo del Papa Francisco para la Iglesia universal: 
“Llamada a encarnarse en todos los rincones, y presente durante siglos en cada lugar de la tierra —eso significa “católica”— la Iglesia puede comprender desde su experiencia de gracia y de pecado, la belleza de la invitación al amor universal. Porque «todo lo que es humano tiene que ver con nosotros. […] Dondequiera que se reúnen los pueblos para establecer los derechos y deberes del hombre, nos sentimos honrados cuando nos permiten sentarnos junto a ellos»” (Fratelli Tutti, 278).

En definitiva, una pastoral universitaria profética y renovada opta por todo aquello que siguiendo la misión de la Iglesia de anunciar el evangelio, hace posible el Reino aquí y en ahora en la realidad de nuestra historia universitaria, como lugar sagrado donde la experiencia del Dios de la vida acontece cada día.

lunes, 5 de octubre de 2020

Evangelizar en la Universidad

 


La misión que Jesús nos dejó antes de volver al Padre es muy clara: “Vayan y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos.” (Mt.28, 19) Por esta razón la Iglesia no menoscaba ningún esfuerzo para llevar la Buena Nueva del Señor a todos los ámbitos de nuestra sociedad. Y la universidad es uno de esos campos que por su importancia no puede la Iglesia abandonar.

“La Universidad y, de modo más amplio, la cultura universitaria constituye una realidad de importancia decisiva. En su ámbito se juegan cuestiones vitales, profundas transformaciones culturales, de consecuencias desconcertantes, suscitan nuevos desafíos. La Iglesia no puede dejar de considerarlos en su misión de anunciar el Evangelio”. (Presencia de la Iglesia en la Universidad y en la cultura universitaria, 1)

Uno de los desafíos contemporáneos que los obispos de América Latina resaltan con suma importancia es el trabajo pastoral en ese mundo universitario:

“Es necesaria una pastoral universitaria que acompañe la vida y el caminar de todos los miembros de la comunidad universitaria, promoviendo un encuentro personal y comprometido con Jesucristo, y múltiples iniciativas solidarias y misioneras.” (Aparecida, 343)

La Pastoral universitaria no es un sobreañadido de los procesos académicos, sino que tiene como objetivo lograr una cultura evangelizada a través de la inculturación del Evangelio inspirada en el mensaje de Jesucristo, a través de las variables propias de la Universidad.

La Pastoral Universitaria no es pastoral parroquial. La universidad requiere de formas y respuestas originales que no trasladen los procesos propuestos desde la parroquia y superen así lo puramente sacramental y litúrgico para aterrizar en ofertas pastorales desde las lógicas universitarias.

La Pastoral Universitaria no es pastoral sacramental. No le compete a la Pastoral de la Universidad suscitar procesos sacramentales cuyo ambiente ideal supone comunidades de vida cristiana, estables y permanentes. Recordemos que la población universitaria es nómada, en el sentido que la gran mayoría de ella sólo estarán cierto número de años. Por ello la oferta sacramental debe estar enmarcada en realidades pastorales que permitan vivir y asumir a profundidad lo que significa cada sacramento. Con procesos auténticos de fe y diálogo profundo entre el ser, la cultura y la fe los sacramentos de la Confirmación y la Reconciliación encuentran un ambiente propicio en la universidad.

La Pastoral Universitaria no es Pastoral Juvenil. Es verdad que los jóvenes tienen un lugar privilegiado en la universidad, pero, ella presenta un espectro muy amplio de personas donde la investigación, la ciencia, las inteligencias las definen y no el concepto sociológico de Juventud. Los profesores, el personal administrativo, los investigadores, el personal de servicio son realidades propias de la universidad y requieren de una respuesta que supere la tentación de trasladar modelos concebidos en la pastoral juvenil, para dar paso a una pastoral de la inteligencia y la cultura.

Este llamado del Señor nos invita a encarnar la fe en la vida universitaria, no de la misma manera que lo hacemos en nuestras parroquias sino asumiendo los rasgos propios de ese ambiente. Esto supone un diálogo con el mundo de la cultura y de las ciencias, implicación en los procesos y conflictos de la vida universitaria, compromiso en las mediaciones de participación y transformación y descubrimiento de un nuevo sentido del estudio como preparación para un servicio en la sociedad. Por supuesto, teniendo al Evangelio como la luz iluminadora de todo lo anteriormente expuesto.

Una dificultad que encontramos en estos momentos críticos del país es el deterioro económico y social del país que repercute en estas casas de estudio y han llevado a la deserción de muchos estudiantes y profesores buscando mejoras para sus propias vidas personales y familiares. Pero, esta dificultad es, a la vez, una oportunidad para la pastoral universitaria para iluminar a la luz del Evangelio toda esta situación e involucrarse en la construcción del Reino de Dios en esas “alma mater”.

Esta dificultad actual se agrega a otra que ya se venía viviendo en algunos ambientes de nuestras universidades y especialmente, entre una gran mayoría de los estudiantes y profesores de ellas. Me refiero a que muchas veces la vida universitaria se reducía en gran parte a la vida académica y no se fomentaban foros de debate, conferencias y otras actividades que propiamente harían de la experiencia académica una experiencia universitaria. Muchas veces esas actividades eran percibidas como distracciones de lo que es importante: superar exámenes. La universidad debe ser más que un centro de enseñanza que dispensa títulos con los que concurrir al mercado laboral. Una universidad debe socializar la cultura y ser capaz de impulsar el análisis crítico y el debate social y científico.

Pues bien, en ese mundo y ambiente universitario, con sus pros y sus contras, nosotros, como Iglesia debemos ejercer una acción evangelizadora, que supone conciencia de ser Iglesia en el medio estudiantil y docente y de trabajar por el Reino de Dios en los espacios propios en el que se desenvuelve la vida universitaria. Este ser Iglesia en el medio universitario supone un reto no exento de dificultades a la hora de actuar públicamente.

Por todo lo anteriormente dicho considero que la Pastoral Universitaria debe tener las siguientes características:

  • Debe ser una pastoral del Diálogo. Por el mismo objetivo que tiene la Universidad, la pastoral en ella tiene que estar en un profundo diálogo con las búsquedas de la verdad que acontecen al interior de la misma.

martes, 22 de septiembre de 2020

¿Hacer Pastoral en la Universidad?...


Cuando tratamos de relacionar la pastoral con la academia, corremos el riesgo de caer en una concepción dualista similar a la que considera al ser humano en términos de una yuxtaposición de alma y cuerpo, como dos elementos separables el uno del otro. Para evitar este peligro, considero conveniente recordar que la Universidad nació de la Iglesia...

...Nacida del corazón de la Iglesia. Con este título se promulgó el 15 de agosto de 1990 la Constitución Apostólica sobre las Universidades Católicas ("Ex corde Ecclesiae") de S. S. Juan Pablo II. La Universidad como institución, en su mismo origen histórico, es una de las expresiones más significativas de la creatividad de la Iglesia en su preocupación por las distintas necesidades de los hombres. Es así como la inventiva cristiana, en el siglo XIII originó las universidades; por consiguiente, la universidad en su origen fue, entonces, una forma específica de lo que se llama la charitas concreta, es decir una forma del amor cristiano que abarca como destinatario al hombre en toda su integridad y genera los modos necesarios para servirlo adecuadamente. De ahí que no es extraño la preocupación de la Iglesia por la universidad, pues siempre la Iglesia ha estado en la universidad y la universidad forma parte de la Iglesia.

La presencia de la Iglesia en la universidad se concreta a través de la Pastoral Universitaria que no es otra cosa que la acción evangelizadora de la Iglesia en el ámbito universitario, coordinada y en comunión con el obispo diocesano, por intermedio del Secretariado Arquidiocesano de Pastoral para la Educacion. La Pastoral Universitaria es considerada una pastoral de frontera, ámbito privilegiado del diálogo de la Iglesia con la cultura, con el mundo académico y con las preguntas existenciales de estudiantes, profesores, estudiantes, personal administrativo y obrero. 

La misión de la Pastoral Universitaria es la misma misión de la Iglesia: evangelizar el mundo universitario a partir de Jesucristo, construyendo comunidad eclesial en ese ámbito, colaborando para formar profesionales que vivan la alegría del encuentro con Él y que siguiendo los valores del Evangelio y los ideales del Reino de Dios, sean promotores de un mundo justo y solidario.

El Concilio Plenario de Venezuela, a través del documento número 12 LA IGLESIA Y LA EDUCACION, plantea el desafío N° 07 y nos invita a la Renovación de la Pastoral Universitaria. Hacer presente el mensaje del Evangelio en la educación superior con una pastoral universitaria renovada, e impulsar la articulación de las instituciones católicas dedicadas a ella.

Este desafío exige unas opciones pastorales:

  • Una Pastoral Universitaria Profética: Ser profeta no es adivinar ni predecir el futuro. Ser profeta significa DENUNCIA Y ANUNCIO. Denuncia: injusticias, atropellos, falsedades, manipulaciones. Anuncia el Reino de Dios, la Palabra de Dios, la convivencia, la tolerancia, la fraternidad, solidaridad
  • Una Pastoral Universitaria Renovada: es decir una presencia evangelizadora y pastoral en la Universidad: para ello se requiere atención personalizada de la comunidad universitaria, encuentros de formación cristiana y cursos de cultura religiosa. Implica también, dejar de ver la pastoral universitaria como una vía de sacralización del campus universitario, pues la pastoral universitaria va mucho más allá de una celebración eucarística, o celebración de alguno de los otros sacramentos. Como es dicho, es una acción evangelizadora y, como tal, organizada y planificada.
  • Una Pastoral Universitaria en Salida: La Iglesia, que es comunión misionera, pone su foco ‘fuera de sí’, dispuesta a “salir de la propia comodidad y atreverse a llegar a todas las periferias que necesitan la luz del Evangelio” (EG 20) buscando ‘expropiarse’, ser más para el ‘Otro’ y para los ‘otros’, porque su misión esta ‘fuera de sí’. Con esta lógica, se opta por una Pastoral Universitaria que manifieste una Iglesia en salida (cf. EG 24) o misionera, que se reconoce en una realidad virtuosamente diversa y donde la comunión de los distintos se concretiza, no en las estructuras eclesiales sino en los lugares de encuentro con Cristo y en la misión. Por lo mismo, lejos de toda uniformidad o unilateralidad la Pastoral Universitaria ha de ser el lugar de integración de los diversos miembros de la Iglesia para participar en un camino de evangelización común, poniendo sus espiritualidades al servicio de la misión.
La invitación es, entonces, a ser partícipes de la acción pastoral en las universidades y en nuestros entornos sociales, llevando a Cristo con valentía, y utilizando todos los medios que los nuevos tiempos ponen a nuestro servicio.


 

La urgente necesidad de enseñar la Visión Cristiana de la Persona Humana (Parte 1)

  P. José Andrés Bravo H . Ya son muchas y más influyentes las ideologías antihumanas las que atacan a la humanidad. Este es uno de los urge...