lunes, 19 de octubre de 2020

Una Pastoral Universitaria profética y renovada para los nuevos tiempos



En el marco de la Reconstrucción del Pacto Educativo el Papa Francisco nos plantea una presente metamorfosis en distintos ámbitos de la vida social, que sin duda se encuentra marcada por dinámicas de injusticia y exclusión, particularmente hacia aquellas personas más desfavorecidas del orden establecido. Estos cambios son propios de la existencia, sin embargo, la pandemia ha dejado en evidencia nuestra propia vulnerabilidad, mostrando así permanentes amenazas, dificultades, catástrofes y motivos de desesperanza y desánimo, que la aparente normalidad previa a la cuarentena no exponía con tanta fuerza.

Esta realidad presente es compleja y multicausal. En nuestro país sumamos a la crisis sanitaria, un contexto de emergencia humanitaria compleja que se agudiza ante la pandemia, generando mayores repercusiones negativas y daños importantes en las condiciones de vida de la población en general y de los distintos ámbitos. Resaltamos aquí con particular atención el ámbito educativo de nivel universitario, que ha sufrido un progresivo deterioro, abandono y desatención, así como condiciones poco favorables que merman la motivación y labor de quienes forman día a día la comunidad universitaria. Resulta ineludible evidenciar que cada vez toman más fuerza las sombras, amenazas y dificultades para llevar adelante la creación de cultura, a la cual está llamada la universidad, como centro del saber que responde al país.

Reconocemos en medio de todo ello, la invitación del Papa Francisco a asumir una actitud y compromiso valientes que se traduzcan en respuestas concretas y oportunidades al aquí y ahora de nuestra historia. Esta invitación posee sin duda, un carácter profundamente cristiano: evangélico, pues conlleva la tarea de ser y hacerse buena noticia en medio de esta realidad concreta; profético, en fidelidad al compromiso bautismal se anuncia la justicia y denuncia toda situación de injusticia; renovado, en tanto vive del Espíritu que hace nuevas todas las cosas y se encarna amorosamente en cada realidad procurando su transformación progresiva.

Asumiendo el ejemplo de distintos universitarios testigos de fe de sus épocas, entre ellos el próximo beato José Gregorio Hernández, quien desde su inserción y vivencia del rol académico correspondiente, supo gozar de la búsqueda de la verdad y la lucha por la justicia. Animados por esta experiencia de fe profundamente centrada en la persona de Jesús, la Pastoral Universitaria se presenta en la universidad como una acción resucitadora siempre viva y siempre nueva, interpelada por la realidad, cuestionada, pero sobre todo encarnada desde dentro, para transformarla permanentemente según el proyecto del Reino de Dios.

Desde estas consideraciones, la cualidad de profecía y renovación para los nuevos tiempos, trascienden a un sueño o mero deseo y se convierten en un estilo de vida que se hace pastoral, que se hace evangelio y que es capaz de transformar desde dentro incluso aquellas realidades de mayor destrucción, donde se niega o se encuentra resistencia a la acción renovadora del Amor.

Fieles a la construcción de la paz, en medio de las divisiones y las guerras humanas y estructurales, se enfatiza que 
“el camino hacia la paz no implica homogeneizar la sociedad, pero sí nos permite trabajar juntos. Puede unir a muchos en pos de búsquedas comunes donde todos ganan. Frente a un determinado objetivo común, se podrán aportar diferentes propuestas técnicas, distintas experiencias, y trabajar por el bien común. Es necesario tratar de identificar bien los problemas que atraviesa una sociedad para aceptar que existen diferentes maneras de mirar las dificultades y de resolverlas” (Fratelli Tutti, 228) 

Por ello, con una genuina búsqueda del bien común y con la mirada abierta a aportar significativamente a la solución de los problemas actuales, en virtud del contexto al cual responde: la universidad; la pastoral se asume a sí misma como espacio de diálogo y encuentro, esencia del cristianismo desde sus inicios. Haciendo suyo el deseo del Papa Francisco para la Iglesia universal: 
“Llamada a encarnarse en todos los rincones, y presente durante siglos en cada lugar de la tierra —eso significa “católica”— la Iglesia puede comprender desde su experiencia de gracia y de pecado, la belleza de la invitación al amor universal. Porque «todo lo que es humano tiene que ver con nosotros. […] Dondequiera que se reúnen los pueblos para establecer los derechos y deberes del hombre, nos sentimos honrados cuando nos permiten sentarnos junto a ellos»” (Fratelli Tutti, 278).

En definitiva, una pastoral universitaria profética y renovada opta por todo aquello que siguiendo la misión de la Iglesia de anunciar el evangelio, hace posible el Reino aquí y en ahora en la realidad de nuestra historia universitaria, como lugar sagrado donde la experiencia del Dios de la vida acontece cada día.

lunes, 5 de octubre de 2020

Evangelizar en la Universidad

 


La misión que Jesús nos dejó antes de volver al Padre es muy clara: “Vayan y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos.” (Mt.28, 19) Por esta razón la Iglesia no menoscaba ningún esfuerzo para llevar la Buena Nueva del Señor a todos los ámbitos de nuestra sociedad. Y la universidad es uno de esos campos que por su importancia no puede la Iglesia abandonar.

“La Universidad y, de modo más amplio, la cultura universitaria constituye una realidad de importancia decisiva. En su ámbito se juegan cuestiones vitales, profundas transformaciones culturales, de consecuencias desconcertantes, suscitan nuevos desafíos. La Iglesia no puede dejar de considerarlos en su misión de anunciar el Evangelio”. (Presencia de la Iglesia en la Universidad y en la cultura universitaria, 1)

Uno de los desafíos contemporáneos que los obispos de América Latina resaltan con suma importancia es el trabajo pastoral en ese mundo universitario:

“Es necesaria una pastoral universitaria que acompañe la vida y el caminar de todos los miembros de la comunidad universitaria, promoviendo un encuentro personal y comprometido con Jesucristo, y múltiples iniciativas solidarias y misioneras.” (Aparecida, 343)

La Pastoral universitaria no es un sobreañadido de los procesos académicos, sino que tiene como objetivo lograr una cultura evangelizada a través de la inculturación del Evangelio inspirada en el mensaje de Jesucristo, a través de las variables propias de la Universidad.

La Pastoral Universitaria no es pastoral parroquial. La universidad requiere de formas y respuestas originales que no trasladen los procesos propuestos desde la parroquia y superen así lo puramente sacramental y litúrgico para aterrizar en ofertas pastorales desde las lógicas universitarias.

La Pastoral Universitaria no es pastoral sacramental. No le compete a la Pastoral de la Universidad suscitar procesos sacramentales cuyo ambiente ideal supone comunidades de vida cristiana, estables y permanentes. Recordemos que la población universitaria es nómada, en el sentido que la gran mayoría de ella sólo estarán cierto número de años. Por ello la oferta sacramental debe estar enmarcada en realidades pastorales que permitan vivir y asumir a profundidad lo que significa cada sacramento. Con procesos auténticos de fe y diálogo profundo entre el ser, la cultura y la fe los sacramentos de la Confirmación y la Reconciliación encuentran un ambiente propicio en la universidad.

La Pastoral Universitaria no es Pastoral Juvenil. Es verdad que los jóvenes tienen un lugar privilegiado en la universidad, pero, ella presenta un espectro muy amplio de personas donde la investigación, la ciencia, las inteligencias las definen y no el concepto sociológico de Juventud. Los profesores, el personal administrativo, los investigadores, el personal de servicio son realidades propias de la universidad y requieren de una respuesta que supere la tentación de trasladar modelos concebidos en la pastoral juvenil, para dar paso a una pastoral de la inteligencia y la cultura.

Este llamado del Señor nos invita a encarnar la fe en la vida universitaria, no de la misma manera que lo hacemos en nuestras parroquias sino asumiendo los rasgos propios de ese ambiente. Esto supone un diálogo con el mundo de la cultura y de las ciencias, implicación en los procesos y conflictos de la vida universitaria, compromiso en las mediaciones de participación y transformación y descubrimiento de un nuevo sentido del estudio como preparación para un servicio en la sociedad. Por supuesto, teniendo al Evangelio como la luz iluminadora de todo lo anteriormente expuesto.

Una dificultad que encontramos en estos momentos críticos del país es el deterioro económico y social del país que repercute en estas casas de estudio y han llevado a la deserción de muchos estudiantes y profesores buscando mejoras para sus propias vidas personales y familiares. Pero, esta dificultad es, a la vez, una oportunidad para la pastoral universitaria para iluminar a la luz del Evangelio toda esta situación e involucrarse en la construcción del Reino de Dios en esas “alma mater”.

Esta dificultad actual se agrega a otra que ya se venía viviendo en algunos ambientes de nuestras universidades y especialmente, entre una gran mayoría de los estudiantes y profesores de ellas. Me refiero a que muchas veces la vida universitaria se reducía en gran parte a la vida académica y no se fomentaban foros de debate, conferencias y otras actividades que propiamente harían de la experiencia académica una experiencia universitaria. Muchas veces esas actividades eran percibidas como distracciones de lo que es importante: superar exámenes. La universidad debe ser más que un centro de enseñanza que dispensa títulos con los que concurrir al mercado laboral. Una universidad debe socializar la cultura y ser capaz de impulsar el análisis crítico y el debate social y científico.

Pues bien, en ese mundo y ambiente universitario, con sus pros y sus contras, nosotros, como Iglesia debemos ejercer una acción evangelizadora, que supone conciencia de ser Iglesia en el medio estudiantil y docente y de trabajar por el Reino de Dios en los espacios propios en el que se desenvuelve la vida universitaria. Este ser Iglesia en el medio universitario supone un reto no exento de dificultades a la hora de actuar públicamente.

Por todo lo anteriormente dicho considero que la Pastoral Universitaria debe tener las siguientes características:

  • Debe ser una pastoral del Diálogo. Por el mismo objetivo que tiene la Universidad, la pastoral en ella tiene que estar en un profundo diálogo con las búsquedas de la verdad que acontecen al interior de la misma.

La urgente necesidad de enseñar la Visión Cristiana de la Persona Humana (Parte 1)

  P. José Andrés Bravo H . Ya son muchas y más influyentes las ideologías antihumanas las que atacan a la humanidad. Este es uno de los urge...