lunes, 5 de octubre de 2020

Evangelizar en la Universidad

 


La misión que Jesús nos dejó antes de volver al Padre es muy clara: “Vayan y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos.” (Mt.28, 19) Por esta razón la Iglesia no menoscaba ningún esfuerzo para llevar la Buena Nueva del Señor a todos los ámbitos de nuestra sociedad. Y la universidad es uno de esos campos que por su importancia no puede la Iglesia abandonar.

“La Universidad y, de modo más amplio, la cultura universitaria constituye una realidad de importancia decisiva. En su ámbito se juegan cuestiones vitales, profundas transformaciones culturales, de consecuencias desconcertantes, suscitan nuevos desafíos. La Iglesia no puede dejar de considerarlos en su misión de anunciar el Evangelio”. (Presencia de la Iglesia en la Universidad y en la cultura universitaria, 1)

Uno de los desafíos contemporáneos que los obispos de América Latina resaltan con suma importancia es el trabajo pastoral en ese mundo universitario:

“Es necesaria una pastoral universitaria que acompañe la vida y el caminar de todos los miembros de la comunidad universitaria, promoviendo un encuentro personal y comprometido con Jesucristo, y múltiples iniciativas solidarias y misioneras.” (Aparecida, 343)

La Pastoral universitaria no es un sobreañadido de los procesos académicos, sino que tiene como objetivo lograr una cultura evangelizada a través de la inculturación del Evangelio inspirada en el mensaje de Jesucristo, a través de las variables propias de la Universidad.

La Pastoral Universitaria no es pastoral parroquial. La universidad requiere de formas y respuestas originales que no trasladen los procesos propuestos desde la parroquia y superen así lo puramente sacramental y litúrgico para aterrizar en ofertas pastorales desde las lógicas universitarias.

La Pastoral Universitaria no es pastoral sacramental. No le compete a la Pastoral de la Universidad suscitar procesos sacramentales cuyo ambiente ideal supone comunidades de vida cristiana, estables y permanentes. Recordemos que la población universitaria es nómada, en el sentido que la gran mayoría de ella sólo estarán cierto número de años. Por ello la oferta sacramental debe estar enmarcada en realidades pastorales que permitan vivir y asumir a profundidad lo que significa cada sacramento. Con procesos auténticos de fe y diálogo profundo entre el ser, la cultura y la fe los sacramentos de la Confirmación y la Reconciliación encuentran un ambiente propicio en la universidad.

La Pastoral Universitaria no es Pastoral Juvenil. Es verdad que los jóvenes tienen un lugar privilegiado en la universidad, pero, ella presenta un espectro muy amplio de personas donde la investigación, la ciencia, las inteligencias las definen y no el concepto sociológico de Juventud. Los profesores, el personal administrativo, los investigadores, el personal de servicio son realidades propias de la universidad y requieren de una respuesta que supere la tentación de trasladar modelos concebidos en la pastoral juvenil, para dar paso a una pastoral de la inteligencia y la cultura.

Este llamado del Señor nos invita a encarnar la fe en la vida universitaria, no de la misma manera que lo hacemos en nuestras parroquias sino asumiendo los rasgos propios de ese ambiente. Esto supone un diálogo con el mundo de la cultura y de las ciencias, implicación en los procesos y conflictos de la vida universitaria, compromiso en las mediaciones de participación y transformación y descubrimiento de un nuevo sentido del estudio como preparación para un servicio en la sociedad. Por supuesto, teniendo al Evangelio como la luz iluminadora de todo lo anteriormente expuesto.

Una dificultad que encontramos en estos momentos críticos del país es el deterioro económico y social del país que repercute en estas casas de estudio y han llevado a la deserción de muchos estudiantes y profesores buscando mejoras para sus propias vidas personales y familiares. Pero, esta dificultad es, a la vez, una oportunidad para la pastoral universitaria para iluminar a la luz del Evangelio toda esta situación e involucrarse en la construcción del Reino de Dios en esas “alma mater”.

Esta dificultad actual se agrega a otra que ya se venía viviendo en algunos ambientes de nuestras universidades y especialmente, entre una gran mayoría de los estudiantes y profesores de ellas. Me refiero a que muchas veces la vida universitaria se reducía en gran parte a la vida académica y no se fomentaban foros de debate, conferencias y otras actividades que propiamente harían de la experiencia académica una experiencia universitaria. Muchas veces esas actividades eran percibidas como distracciones de lo que es importante: superar exámenes. La universidad debe ser más que un centro de enseñanza que dispensa títulos con los que concurrir al mercado laboral. Una universidad debe socializar la cultura y ser capaz de impulsar el análisis crítico y el debate social y científico.

Pues bien, en ese mundo y ambiente universitario, con sus pros y sus contras, nosotros, como Iglesia debemos ejercer una acción evangelizadora, que supone conciencia de ser Iglesia en el medio estudiantil y docente y de trabajar por el Reino de Dios en los espacios propios en el que se desenvuelve la vida universitaria. Este ser Iglesia en el medio universitario supone un reto no exento de dificultades a la hora de actuar públicamente.

Por todo lo anteriormente dicho considero que la Pastoral Universitaria debe tener las siguientes características:

  • Debe ser una pastoral del Diálogo. Por el mismo objetivo que tiene la Universidad, la pastoral en ella tiene que estar en un profundo diálogo con las búsquedas de la verdad que acontecen al interior de la misma.
    “La Antropología cristiana, la Filosofía y la Teología son ciencias fundamentales para un diálogo constructor y respetuoso. Este Diálogo ha de situarse en los lugares donde se construye y debate el saber con los argumentos y las personas idóneas para ello. La Pastoral Universitaria supone hombres y mujeres capacitados para suscitar encuentro, convergencia y propuesta a un mundo expectante, crítico y en búsqueda como es la Universidad.” (La Pastoral Universitaria en la Iglesia Católica Identidad y Características.- Carlos Iván Martínez Urrea, Pbro.)
  • Una pastoral de acompañamiento. Normalmente todos los que transitan por las aulas de una universidad tienen interrogantes existenciales profundas y buscan alguien que los ilumine a fin de conseguir respuesta a dichas interrogantes. Lamentablemente, por las dinámicas propias de la universidad y sus epistemologías, la fe que muchos de nuestros estudiantes llevan fruto de la catequesis y las tradiciones familiares se convierte en una fe vulnerable ante los embates de la ciencia positivista. Por esta razón, le compete a la Pastoral Universitaria acompañar y apoyar a los universitarios que buscan y quieren vivir su opción cristiana, pero, también a aquellos que comparten nuestra fe pero, buscan con ansiedad una verdad que le dé sentido a sus interrogantes. Es decir, no debemos conformarnos con las ovejas que tenemos en el redil, sino salir a buscar a las que se encuentran fuera.
  • Una pastoral de la creatividad. La universidad moderna se encuentra en un crecimiento y evolución constante. La tecnología encuentra en la universidad su punto de partida y su punto de llegada. Esta realidad es el motivo por el cual la Pastoral Universitaria no puede desentenderse de esta realidad; por lo que tiene que ser una pastoral profundamente dinámica y creativa para responder desde las lógicas del Evangelio en los lenguajes y formas de la Universidad. 
  • Una pastoral del servicio. Una característica de la Iglesia, que le viene desde el Evangelio, es ser servidora. “No vine a ser servido, sino a servir” dice Jesús y la Iglesia sabe que ella debe también estar al servicio de la humanidad. Pues bien, la Universidad debe ser servidora y acompañante de toda la universidad. Debe anunciar la Buena Nueva del Señor desde el servicio y a través del testimonio de los bautizados proponer al mundo universitario la luz de Cristo que le dé sentido al mundo de la razón.

Ruego a Dios que esta reflexión nos ayude a brindarle a nuestro mundo universitario un camino que nos lleve a ofrecerle a este hermoso campo de nuestra sociedad la Luz que el Señor Jesús nos dejó y que le da sentido a toda nuestra vida.

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